Escuela de Comunicaciones Wayuu, apoyada por Mincultura, gradúa a nuevos comunicadores indígenas

El próximo 11 de noviembre en Riohacha, tendrá lugar la Yonna de Graduación de 22 jóvenes comunicadores que hicieron parte del segundo ciclo de formación en el que aprendieron a narrar la riqueza de su territorio en distintos formatos periodísticos.

Después de año y medio de formación en herramientas periodísticas y riqueza de la cultura wayuu, este 11 de noviembre, a partir de las 8:00 a.m., la Escuela de Comunicaciones del Pueblo Wayuu gradúa a 22 comunicadores indígenas.

La Yonna de Graduación, que tendrá lugar en la ranchería Yawaka de la ciudad de Riohacha, La Guajira, en La Guajira, es la culminación de un proceso de doce módulos que permitió que estos jóvenes recorrieran todo el territorio wayuu, comprendido entre Colombia y Venezuela. Los estudiantes visitaron rancherías de las regiones de Albania, Manaure, Maicao, Uribia, Barrancas, Nazareth, Dibulla, Riohacha y Malichein, esta última en el vecino país. La iniciativa es apoyada por el Ministerio de Cultura, a través de la Dirección de Comunicaciones; el Programa de Participación de la Unesco, a través de APC, y la Cancillería de la República.

“Esta escuela itinerante es un sueño compartido de más de diez organizaciones indígenas de Colombia y Venezuela que conforman la Red de Comunicadores del Pueblo Wayuu. Y surge, en agosto de 2014, con el propósito de formar a jóvenes indígenas en el manejo de herramientas  tecnológicas y la producción de contenidos mediáticos, partiendo del reconocimiento de su territorio, el acercamiento a sus comunidades, la valoración de sus tradiciones culturales y la revitalización de su lengua wayuunaiki”, explica Angie Forero, asesora del Grupo de Políticas e Investigación y líder del proyecto de Comunicación Indígena del Ministerio de Cultura, entidad que apoya a la escuela en la producción de contenidos.  

Para Miguel Iván Ramírez Boscán, líder wayuu y director de la Escuela, se trata de “una apuesta política en la que se esparcen semillas comunicativas que permiten aportar a las transformaciones sociales del pueblo wayuu. En la escuela, antes que formar expertos en el uso de herramientas tecnológicas, buscamos estremecer conciencias dispuestas a defender a su territorio desde la comunicación”.

 
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Leiqui Uriana, comunicadora y cineasta indígena y docente encargada de guiar a los jóvenes en el módulo audiovisual, explica que en cada sesión “los jóvenes pernoctan en la ranchería, conversan en wayuunaiki con los mayores y autoridades de la comunidad, escogen un tema periodístico a desarrollar (en video, radio o prensa escrita—fotografía) y a través de un juicioso trabajo de reportería se acercan a las costumbres y problemáticas de cada territorio”.

Agrega que la escuela nace de “la necesidad de hacer un trabajo de formación con jóvenes porque las nuevas generaciones se están alejando de su cultura, permeados por costumbres de los ‘alijunas’. Lo que proponemos en la escuela es poner al servicio de nuestra cultura y territorio las herramientas, formatos y géneros del periodismo para que, desde el reconocimiento y apropiación de su patrimonio, sean nuestros jóvenes quienes narren el pueblo wayuu”.

Judith Gonzáles, wayuu del clan Ipuana de Venezuela y estudiante del módulo de redacción, cuenta que su paso por la escuela le ha ayudado a fortalecer su cultura “y me permite no perder mi esencia como integrante del pueblo wayuu. Quisiera, después de la graduación, seguir tejiendo esta red, trabajando por mi comunidad siendo su portavoz”.  

Fruto de su aporte a las transformaciones sociales de los wayuu, la Escuela de Comunicaciones Wayuu logró el respaldo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, lo que ha permitido el recorrido itinerante de las sesiones de formación académica. Este respaldo se articula con la declaratoria como patrimonio inmaterial de la humanidad del Sistema Normativo del Pueblo Wayuu, creado por la Junta Mayor de Palabreros, que facilitó a través del Ministerio de Cultura la creación de un plan de salvaguardia que trabaja sobre cinco ejes: lengua materna, territorio, economía tradicional, organización social y espiritualidad.  

Estos ejes —explica Miguel Iván Ramírez— “hacen parte de la estructura pedagógica que se desarrolla en la Escuela y que permite, por parte de los estudiantes, la apropiación de su cultura y costumbres”.

Tal como narra Carlos Mosquera, asesor de la Dirección de Comunicaciones para los procesos de comunicación indígena, “el propósito final de todo el proceso es que estos jóvenes se conviertan en reporteros de su cultura. Lo valioso es que la escuela logra un equilibro entre lo patrimonial y lo periodístico, y los contenidos se comparten, al final de cada sesión, con la gente de las comunidades. Eso permite un doble propósito: de un lado, los estudiantes conocen la diversidad de su territorio; y de otro, la comunidad entiende que su cultura tiene un gran valor. Cada vez que se logra ese propósito, todos entienden que el trabajo en la escuela ha valido la pena”.      

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