¿Resguardos indígenas o campos santos?

Niños wayúus, foto: www.eluniversal.com
Por César Arizmendi - Secretario de Planeación Departamental
En La Guajira discutir sobre la desnutrición es necesaria, conveniente y pertinente. La inseguridad alimentaria y nutricional de las comunidades indígenas es un viejo problema con el cual hemos convivido por muchísimos años. Hace parte de las patologías del departamento, que no hemos sabido asumir con responsabilidad.



La nación, la región, las autoridades locales y los propios líderes indígenas debemos cerrar filas para cambiar con nuevas propuestas y conductas esta crítica situación que ha venido degenerando en crisis humanitaria, la cual se ha acelerado con el advenimiento del cambio climático, la ampliación del ciclo de sequía, la elevación de la temperatura en el norte de La Guajira y el desabastecimiento de alimentos en la frontera con Venezuela.


Esta es una realidad que no se puede ocultar. El programa “ Especiales Pirry” sobre la hambruna en La Guajira que edita RCN bajo parámetros de responsabilidad social, ha tenido diversos obstáculos de orden legal en donde algunos actores invocan la autonomía territorial, los usos y costumbres de la etnia wayuu para impedir su divulgación nacional. Todos deseamos conocer y profundizar sobre la realidad de nuestro pueblo. Que la verdad aflore para que las precarias condiciones que tienen los indígenas sean intervenidas y reemplazadas por condiciones de vida dignas.


A partir de las denuncias que he realizado y al problema de desabastecimiento alimentario de la Alta Guajira, en un rápido barrido por la zona de Nazaret (Alta Guajira) a finales de febrero de 2014 se detectaron en un solo día más de 20 niños que tuvieron que ser hospitalizados de emergencia por alto grado de desnutrición. Los casos se presentaron en los corregimientos de Siapana, Villa Fátima, Taguaira, Puerto López, Guarpana, Castilletes, Flor de La Guajira, Waichiwari y Nazareth.


Si esto se dio en las pocas rancherías visitadas, imaginemos lo que está pasando en el resto de comunidades indígenas que no han sido intervenidas por autoridad alguna. ¿Si esos niños no se hubieran detectado en estas visitas, cual sería actualmente su suerte?


La protección de los niños de La Guajira debe ser integral, real y efectiva y no meramente enunciativa. Ello se debe materializarse en un conjunto de políticas, planes, programas y acciones que se ejecuten en los ámbitos nacional, departamental y municipal con la correspondiente asignación de recursos financieros, físicos y humanos. Este proceso de cambio inicia con saber y reconocer la dimensión del problema. Las personas que fungen como líderes de los wayuu deben entender que en nombre de la autonomía territorial, los usos y costumbres no pueden hacer de los resguardos unos camposantos con niños representados por cruces. Es la hora de cambiar.

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