A sus 99 años falleció el doctor Azael de Jesús Ramírez, uno de los personajes más queridos y respetados del municipio de Villanueva, La Guajira. Su legado como odontólogo, escritor, periodista y gestor cultural quedará grabado en la historia de esta tierra a la que dedicó su vida con vocación y amor.
Nacido el 22 de agosto de 1925 en Restrepo, Valle del Cauca, llegó a Villanueva en 1954 para ejercer como odontólogo. Desde entonces, se convirtió en un referente en el ámbito profesional, pero también en la vida cívica y cultural del municipio.
Más que un odontólogo, un constructor de identidad
Además de su labor como odontólogo, Azael Ramírez fue un apasionado por la historia, las letras y el servicio comunitario. Su pluma lo llevó a escribir y publicar 15 monografías de municipios guajiros, entre ellas la reconocida Monografía de Villanueva, considerada una obra fundamental para entender la identidad del pueblo.
Fue también un promotor incansable del arte y la cultura. Fundó la Casa de la Cultura Rafael Antonio Amaya y el Museo Arqueológico de Villanueva, dos espacios esenciales para la preservación de la memoria local.
Como periodista, colaboró con medios escritos y radiales, y participó activamente en tertulias y círculos literarios. Su papel como cronista fue clave para narrar y rescatar las tradiciones, anécdotas y procesos históricos de la región.
Ciudadano ilustre y líder comunitario
Azael Ramírez fue también un servidor público comprometido. Se desempeñó como personero municipal, concejal en dos periodos y fue alcalde encargado en 1982. Además, participó en la creación del Club de Leones, la Cruz Roja seccional Villanueva, la Biblioteca Pública Alicia Dangond Daza, y varias juntas cívicas y comunales.
En 1987 fue declarado ciudadano ilustre por el Concejo Municipal y en 1993 recibió el título de hijo adoptivo de Villanueva. En 2015, una de las principales vías del municipio fue nombrada en su honor como Avenida Azael de Jesús Ramírez.
Un legado para las futuras generaciones
Don Azael, como cariñosamente lo llamaban, dedicó su vida a formar comunidad, preservar la historia local y sembrar identidad cultural. Hasta sus últimos años, se mantuvo activo como investigador, lector y escritor.
Su legado trasciende generaciones y queda plasmado en libros, instituciones, calles y memorias vivas. Villanueva le agradece profundamente por su entrega silenciosa y constante, por su generosidad intelectual y su amor por la tierra que eligió como hogar.
“Don Azael partió, pero su legado sigue presente en cada palabra escrita, cada historia contada y cada espacio cultural que ayudó a construir.”
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