Por: Andrés Mejía Vergnaud.
Mi impresión es que el establecimiento colombiano, digamos el que se formó en las últimas dos décadas y media, llegó a un punto de agotamiento.
Ni siquiera creo que haya rabia contra ese establecimiento. Creo que simplemente lo que dice y ofrece ya se agotó, ya no seduce, la mayoría de sus argumentos están ya sobreutilizados y gastados. Otros ya son insuficientes.
El argumento del miedo a la izquierda ha sido usado ya tantas veces que naturalmente se agotó.
El argumento de que el país está hoy mejor que ayer puede que sea en general cierto pero ya es insuficiente. Para la gente que quiere hoy algo mejor, es poco consuelo saber que sus abuelos estaban peor. Es como cuando la gente se queja de Transmilenio y le dicen que viera cómo era de malo el bus cebollero hace 40 años. ¿En qué medida saber que las cosas fueron peores mejora mi situación actual?
Ahí es donde para mí el fenómeno de Francia Márquez entra como un tsunami: de qué sirve el argumento de que las cosas han mejorado cuándo en mi comunidad no hay agua ni escuela, ni una vía buena de acceso, y además los que mandan son unos tipos que pasan en camionetas con fusiles?
Entonces corremos a hacer evaluaciones parciales del modelo, y a decir que tal y cual cosa han mejorado pero que falta tal y cual otra (ej: proveer infraestructura proveer justicia, reducir la corrupción, etc). Y nunca nos preguntamos por el modelo como un todo, y nunca nos preguntamos por qué ese modelo es sistemáticamente incapaz de proveer infraestructura, justicia, reducir la corrupción, y todas esas cosas que identificamos en los diagnósticos parciales.
Para no hablar del argumento de que hay que parar a la izquierda, sobreutilizado y gastado tras 5 elecciones y un plebiscito. A esta altura debería ser evidente que ese argumento llegó al mínimo de su rendimiento marginal y ya no convence mayorías ni mueve masas.
Es eso: los argumentos y la oferta del establecimiento llegaron a un nivel muy bajo y muy decreciente de rendimientos marginales.
Tener que oír al presidente de la ACP decir que las protestas contra el fracking son financiadas por Rusia es evidencia de ese agotamiento. Estos señores de vestido azul se quedaron sin qué decir.
Como aquí todo toca aclararlo, declaro solemnemente que:
Estas reflexiones no constituyen apoyo a ningún candidato, ni deben entenderse como que cualquier alternativa a lo actual va a ser mejor. No milito ni trabajo en ninguna campaña, ni personalmente simpatizo con ninguna.
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