¿A QUIENES CULPAR POR LA CRISIS EN LA GUAJIRA?

Por: Hernan Baquero Bracho


Se han escrito tantos comentarios por las redes sociales, así como de respetados columnistas guajiros y no guajiros sobre la profunda crisis que tiene hoy a La Guajira, intervenida en lo social por parte del gobierno nacional, que en la mayoría de los casos, todos tienen razón en sus comentarios. Unos apegados como es lógico al dolor de patria, otros como siempre con ese sentimiento apátrida y de sátrapas que destilan odios enfermizos y se han convertido con sus comentarios en las cloacas de las redes sociales y otros agazapados en la traición y la cobardía viven alimentando ese odio enviándoles toda clase de información al que se ha convertido en el dios chiquito de esos apátridas como lo es el periodista Gonzalo Guillen, quien ya raya en el odio y la locura hacia la gente de esta tierra.

Que ha habido golpe de Estado, en la intervención de Santos a quien ya señalan como el dictador de marras de esta época oscura que está viviendo Colombia. Que el país cachaco nos ha tomado como conejillos de indias en el tema de la corrupción. Que Santos violó la Constitución, al echar por la borda la descentralización administrativa en esta sección del país. Que nuestro gobernador Wilmer González Brito, es un preso político. Que el país cachaco se quiere adueñar de La Guajira por la riqueza de sus grandes recursos de hidrocarburos. Que La Guajira debe independizarse, en fin todos tienen razón en tanta tinta que se ha derramado en medios regionales y nacionales desde el 17 de Febrero, cuando dejaron retenido al gobernador como si se tratara de un ladrón y asesino  de la peor especie y lo peor que el magistrado lo retiene porque representa un peligro para la sociedad. ¡Válgame Dios!.

De todo esto me ha llamado la atención de tantos comentarios lo que han escrito dos riohacheros, el uno el ingeniero Roberto Barliza Zubiría y el abogado José Manuel Abuchaibe. Ambas posiciones acertadas y llenas de verdades que no podemos ocultar y menos esconder. Apartes de lo escrito por el ingeniero Barliza “pienso también en este suelo, mi departamento, tan lejos de ser lo que muchos anhelamos, a pesar de las coyunturas  que tuvimos para, al menos, acercarnos a ese sueño. Hoy estamos compungidos, apenados, porque otros tendrán que arreglarnos la casa. Vaya paradoja… un rico departamento sumido en una infinita pobreza. ¿Qué nos ha pasado? Los de pensamientos agiles  dirán de inmediato: ¡Corrupción!. Yo pienso que a más de corrupción, a nuestra dirigencia política les ha faltado compromiso, lealtad, grandeza. Compromisos para sacar adelante   a un pueblo que creyó ciegamente en quienes tuvieron su confianza  para llegar a los cargos de mayor dignidad en el Estado. Lealtad, porque se traicionó a quienes los creyeron la solución, o parte de la solución de sus problemas. Grandeza, porque antes de pensar en sus intereses mezquinos, debieron ganarse el corazón de todo un pueblo que los ungió para que fueran realmente grandes, para que participara de las elites del poder estatal, para que fueran sus líderes, sus guías, para que nos hicieran visibles dentro del contexto de la problemática nacional”.

Y  acotaba más adelante el ingeniero Barliza “pero la culpa no es solo de la dirigencia política, es más, creo que nuestra culpa es mayor aún que la de ellos; si, porque fuimos laxos, porque mientras comíamos de una administración,  jamás se nos ocurrió la denuncia, porque, ¿Quién iba a matar la gallina de los huevos de oro?. Seguimos la negativa costumbre, especialmente, de mis paisanos de pensar que todo mal común está bien, mientras no lo perjudique, o mientras pueda con sus recursos superar la situación. Esa egoísta costumbre es la que ha hecho que una clase media si la hay, que posee un mayor recurso educativo e intelectual, que esa gran masa poblacional marginada, olvidada, no educada ni formada, no haya abanderado las exigencias de mejores servicios, de mejor educación, de mejor salud, de mejor infraestructura, de mejor empleo, de mayor seguridad, sino que siempre ha pasado de agache, porque ha tenido mayor oportunidad dentro de las administraciones hoy cuestionadas”.

Y finaliza de manera contundente “hoy nos rasgamos las vestiduras y cubrimos de ceniza nuestras cabezas… pero seguimos echándole nuestras culpas al foráneo, al gobierno nacional, a las empresas que han tenido el privilegio de explotar nuestros recursos naturales… ojalá aprendamos la lección, ojalá tengamos el suficiente criterio y responsabilidad para poder arreglar nuestra casa, sin que el vecino tenga que ayudarnos a organizarla nuevamente”.  

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