Por: Hernan Baquero Bracho
Las próximas elecciones que se avecinan para
el 25 de Octubre, debe ser la oportunidad para reflexionar y tomar decisiones
trascendentales por el bien de La guajira y por el bienestar de sus
comunidades. La guajira parece estar en una interminable vía sin salida.
Como dice la jerga popular: Si no la coge el ñato, la coge el sin nariz.
Veamos: tenemos en frente la trascendental decisión de coger un nuevo
gobernante para el pueblo guajiro y unos nuevos alcaldes que deben ir en
consonancia o en el mismo camino de ese nuevo gobernante. Un nuevo
gobernante que deberá enfrentar un momento critico de nuestra historia.
Desafortunadamente no aprendemos de los
errores del pasado. Nada parece cambiar. A simple vista se nota que
el dinero y esa cultura malsana que como el mismo desierto guajiro ha
llegado a permear todos los estratos sociales de la sociedad guajira. Muchos
de ellos, de estos personajes sombríos con la misma politiquería. La
misma demagogia arengada por los mismos políticos de turno, políticos exentos
de creatividad sin la formación adecuada, que piensan y actúan en contravía a
los verdaderos intereses de la gente. Pero la gente, nuestro pueblo, no
reacciona. No exigen a sus elegidos el cumplimiento de un programa serio, la
erradicación de todo vestigio de corrupción. Porque dicho sea con
claridad la corrupción en La guajira es cultura. Se ha enraizado en todas
las formas, instancias e instituciones de nuestra vida cotidiana.
Erradicarla será tarea difícil pero el único camino para tener un futuro de
dignidad y de grandeza.
El compromiso primero que deba adquirir con la
gente de La guajira, quien pretenda elegirse como el próximo gobernador, es el
de realizar una cruzada gigantesca en contra de todas las formas de
corrupción. Esa corrupción que roba el dinero de la salud, de la
Educación y del bienestar ciudadano para enriquecer a unos pocos que con el
poder del dinero que han robado conculcan a todos los guajiros sus derechos
fundamentales para vivir con dignidad.
Las estadísticas no mienten. Ocupamos los
últimos lugares en los índices que determinan el desarrollo social de un
pueblo. Analfabetismo, desnutrición, precaria infraestructura, no se compadecen
con los millones de pesos que han ingresado a La guajira, pero que han servido
más para enriquecer a una casta de intocables que se creen dueños del
Departamento y los de ahora más. Todo lo compran. Elecciones,
Instituciones, Entidades de control, pero lo más lamentable es que compran a la
gente. Compran el voto. Así, el círculo vicioso sigue ejerciendo
poder maligno que somete a los guajiros sin posibilidad de sacudirse de semejante
yugo.
Un debate para ganar la elección de gobernador
de La guajira vale más de 30 Mil Millones de Pesos. Así como lo
leen. 30 Mil Millones de Pesos. ¿De donde salen? De la
corrupción. Y claro, cuando los corruptos invierten para ganar,
generan mayor corrupción en una carrera sin control en la que el perjudicado es
la gente de La guajira.
Lamentablemente no hemos
sabido aprovechar la fortuna que hemos tenido estos últimos años.
Explotamos recursos no renovables que un día se extinguirán. Cuando no
tengamos tal riqueza estaremos condenados a lamentar no haber hecho lo correcto
en el momento preciso de nuestra historia. Entonces de nada servirá
llorar sobre la leche derramada porque dejamos a las generaciones
de relevo un Departamento paupérrimo e inviable. Y los corruptos tendrán
menos culpa que nosotros, el pueblo de a pie que le permitimos y los dejamos
que hicieran sus fechorías en contra nuestra y de nuestro futuro. Con
ciudadanos guajiros, analicemos la situación y la problemática y por que no decirlo
la encrucijada que está viviendo La guajira por culpa de tantos males seculares
y de tantos pésimos administradores del erario que nos pertenece a todos
nosotros.
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