Por: Hernán Baquero Bracho.
La participación de la empresa privada en el ámbito social y económico de las comunidades Guajiras que integran su área de influencia, ha sido un factor que contribuye al desarrollo regional y nacional. ¿Pero si se ha dado ese factor de desarrollo a través de la misión social de la empresa privada en su área de influencia? ¿si ha existido una misión social de las empresas que explotan nuestros recursos, en bien de unas zonas tan deprimidas como ha sido el caso especifico del Departamento de La Guajira?.
El trabajo del hombre, los avances de la tecnología y la consiguiente productividad, conducen al crecimiento económico de la sociedad, la cual a su vez debe retribuir bienestar y progreso a las zonas involucradas y a la población en general.
Es preciso aclarar sin embargo que el desarrollo social y económico de las regiones, es ante todo una responsabilidad del estado y que las iniciativas particulares en esta materia, responden al compromiso consciente de las empresas para aliviar parte de las crecientes necesidades que rodean a la comunidad y que requieren urgentes soluciones. Mas sin embargo varias de estas empresas que explotan los recursos en la península Guajira, parece importarles un rábano la suerte del entorno social, donde obtienen importantes ganancias económicas. Es el caso de las empresas públicas de Medellín que explotan nuestros vientos a través de la energía eólica y los indígenas wayuu en el área de influencia del parque jepirachi, lo que reciben son pírricas ayudas, migajas de una civilización que le es esquiva y ladran como el perro de anarkos sin recibir una respuesta favorable a sus ingentes necesidades. Parece ser que en sus políticas públicas, la misión social no existe en sus planes de desarrollo del entorno Guajiro.
De tal manera que la responsabilidad social de la empresa privada asentada en la Guajira, se entiende como el desarrollo integral de sus miembros y la ejecución de acciones, directas e indirectas que procuren al bienestar de la comunidad.
El Departamento de La Guajira, un territorio de futuro promisorio, de inmensos recursos naturales, mineros y energéticos, de costas y paisajes de hermosuras y única escenografía, aloja en sus regiones, comunidades y pobladores legendarios. De la baja, media o alta Guajira, mestizo o indígena Wayuu, el Guajiro se ha caracterizado por su voluntad de trabajo y su espíritu de progreso.
¿Pero a estas alturas cual ha sido el balance de beneficio social que las empresas privadas han ejecutado en bien de las comunidades donde explotan los recursos no renovables? El resultado no es el más favorable en términos generales. Si miramos el Cerrejón y a su corredor minero, ferroviario y portuario, se nota que el progreso y el desarrollo no ha llegado a esta área de influencia; sin desconocer que el cerrejón ha contribuido con sus recursos al desarrollo empresarial, y a la calidad de los avances tecnológicos y de formación profesional de sus líderes y dirigentes. De igual manera lo que ha hecho la chevron, donde ha extendido su preocupación mas allá de su área de influencia, contribuyendo con la cultura de municipios como San Juan del Cesar y Villanueva.
Sin desconocer que la construcción del complejo carbonífero, revitalizó la economía local y regional y contribuyó en oportuno momento a salvar la difícil coyuntura por la que pasaron los comerciantes organizados de las zonas fronterizas del Departamento. El empleo generado durante esa etapa del complejo y en la actualidad, es comparable al generado por todo el sector agropecuario de la península. Vista así las cosas a faltado mayor cohesión entre nuestra clase dirigente y la empresa privada, aunque últimamente se están dando casos de reingeniería en ambos bandos para contribuir con el desarrollo de La Guajira.
El trabajo del hombre, los avances de la tecnología y la consiguiente productividad, conducen al crecimiento económico de la sociedad, la cual a su vez debe retribuir bienestar y progreso a las zonas involucradas y a la población en general.
Es preciso aclarar sin embargo que el desarrollo social y económico de las regiones, es ante todo una responsabilidad del estado y que las iniciativas particulares en esta materia, responden al compromiso consciente de las empresas para aliviar parte de las crecientes necesidades que rodean a la comunidad y que requieren urgentes soluciones. Mas sin embargo varias de estas empresas que explotan los recursos en la península Guajira, parece importarles un rábano la suerte del entorno social, donde obtienen importantes ganancias económicas. Es el caso de las empresas públicas de Medellín que explotan nuestros vientos a través de la energía eólica y los indígenas wayuu en el área de influencia del parque jepirachi, lo que reciben son pírricas ayudas, migajas de una civilización que le es esquiva y ladran como el perro de anarkos sin recibir una respuesta favorable a sus ingentes necesidades. Parece ser que en sus políticas públicas, la misión social no existe en sus planes de desarrollo del entorno Guajiro.
De tal manera que la responsabilidad social de la empresa privada asentada en la Guajira, se entiende como el desarrollo integral de sus miembros y la ejecución de acciones, directas e indirectas que procuren al bienestar de la comunidad.
El Departamento de La Guajira, un territorio de futuro promisorio, de inmensos recursos naturales, mineros y energéticos, de costas y paisajes de hermosuras y única escenografía, aloja en sus regiones, comunidades y pobladores legendarios. De la baja, media o alta Guajira, mestizo o indígena Wayuu, el Guajiro se ha caracterizado por su voluntad de trabajo y su espíritu de progreso.
¿Pero a estas alturas cual ha sido el balance de beneficio social que las empresas privadas han ejecutado en bien de las comunidades donde explotan los recursos no renovables? El resultado no es el más favorable en términos generales. Si miramos el Cerrejón y a su corredor minero, ferroviario y portuario, se nota que el progreso y el desarrollo no ha llegado a esta área de influencia; sin desconocer que el cerrejón ha contribuido con sus recursos al desarrollo empresarial, y a la calidad de los avances tecnológicos y de formación profesional de sus líderes y dirigentes. De igual manera lo que ha hecho la chevron, donde ha extendido su preocupación mas allá de su área de influencia, contribuyendo con la cultura de municipios como San Juan del Cesar y Villanueva.
Sin desconocer que la construcción del complejo carbonífero, revitalizó la economía local y regional y contribuyó en oportuno momento a salvar la difícil coyuntura por la que pasaron los comerciantes organizados de las zonas fronterizas del Departamento. El empleo generado durante esa etapa del complejo y en la actualidad, es comparable al generado por todo el sector agropecuario de la península. Vista así las cosas a faltado mayor cohesión entre nuestra clase dirigente y la empresa privada, aunque últimamente se están dando casos de reingeniería en ambos bandos para contribuir con el desarrollo de La Guajira.
parece que al fin cambio de tematica, esa de exhaltar porque si. Buen articulo y asi le tapa la boca a quienes lo han criticado antes.
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