Por: José Fontalvo De La Hoz.
El pacto de Ralito ha sido el punto de partida de la presencia e influencia de los grupos narcopamilitares en las esferas del gobierno, fenómeno del que se ha hablado muchísimo en los últimos años en todos los rincones del territorio colombiano. En esta cumbre se acordó refundar el estado colombiano, deshecho por el accionar de grupos al margen de la ley, unos a su favor y otros en su contra. Fue tanto el desgaste del estado colombiano por mantener el orden y la concordia que ni los políticos tradicionales tenían la capacidad de convocatoria para redireccionarlo. Esta debilidad los incita según el fiscal general de la nación a guiñarle el ojo a los narcoparapoliticos con suficiente poder económico y bélico para enfrentarse a un gran adversario sempiterno como eran los distintos grupos guerrilleros que con una bien calculada estrategia iban momento a momento haciendo presencia y tomando el mando en los lugares más remotos del país.
Hecho el contacto entre políticos tradicionales y narcoparamilitares, el manejo del pueblo se les facilitó y los resultados favorables a sus intenciones e intereses se manifiestan a borbotones a través de los comicios electorales, pues con su innegable presencia en la mayoría de las comarcas colombianas y en sus cuerpos administrativos no encuentran reticencia que pueda obstaculizar la ejecución del proyecto de refundación del estado.
La presencia de los paramilitares solo se conocía por el grueso del pueblo mediante comentarios soterrados, nadie se atrevía siquiera a pronunciar su nombre por temor a represalias. La evaluación de una de las elecciones del poder legislativo por uno de los jefes paras quien dijo que mas del treinta por ciento del parlamento estaba representado por las fuerzas del paramilitarismo hizo comprender la magnitud del problema político-social que vivía la nación.
Se destapa al público la injerencia paramilitar en los asuntos propios del gobierno cuando son investigados algunos parlamentarios como presuntos vínculos del paramilitarismo. Unos por la Fiscaliza General de la Nación por haber renunciado a su investidura parlamentaria, y otros por la Corte Suprema de Justicia por continuar con el fuero parlamentario. El pueblo llano sin poderlo demostrar concluye que el gobierno es de orientación paramilitar. Los comentarios adversos a la constitución legítima del gobierno son literalmente pulverizados con la extradición de los narcopamilitares presos en cárceles especiales, después de haberse acogido a la ley de justicia y paz, por seguir delinquiendo desde esos lugares, acción que demuestra a simple vista el no estar de acuerdo con el proceder de los narcoparamilitares y de hecho negar los posibles convenios con esos grupos que deslegitiman el gobierno soberano de la república. El gobierno se anotó un hit con esta intrépida maniobra política aumentado el porcentaje de aceptación del pueblo y por consiguiente se daba por descontado la escogencia de otro candidato presidencial que no fuera el candidato presidente para ratificar una segunda reelección. La operación Jaque que facilitó la liberación de Ingrid Betancourt y catorce rehenes más de las manos de las FARC también aumenta la simpatía que tiene el pueblo por las acciones del gobierno, y si existen algunas dudas sobre su legitimidad no llegan a afectar las estructuras del estado facilitando la normalidad de las acciones gubernamentales. Se presenta un ligero desequilibrio con las visitas que representantes de algunos paras extraditados a los Estados Unidos hacen reiteradamente al palacio de Nariño, según el correo de las brujas, para reclamar del gobierno algunas prebendas por haber contribuido durante el proceso electoral., y conforme al oficialismo para hacer entrega de información útil que comprometía a algunos magistrados interesados en desdibujar la imagen del jefe del estado. Existen evidencias del influjo de los paras en las funciones gubernamentales pero ha sido difícil su plena comprobación y seguirán las dudas por mucho tiempo mas.
En la video conferencia desde su lugar de reclusión en Washington, Estados Unidos, el señor Salvatore Mancuso afirmó que los políticos presentes en Ralito lo hicieron voluntariamente y sin presión alguna con la soberana intención de concretizar un nuevo estado. Que los políticos si recibieron el apoyo paramilitar antes, durante y después de las elecciones y por consiguiente éstos a su vez apoyaron la elección del presidente de la república. Los parapolíticos apoyaron la elección presidencial haciéndole campaña sin comprometer personalmente al presidente de la república. Es palmaria la injerencia de los paras en el accionar político de la vida de la república, pero debido a la sagacidad de los integrantes del poder ejecutivo no ha sido fácil demostrarle su maridaje, tanto es así, que en los procesos a sus amigos parlamentarios no se han dado casos que los vinculen directamente con la negociación paramilitar. La presencia de paramilitares en Colombia es innegable, pues, tampoco se puede negar la concertación con ellos para crear un nuevo estado, y además, una prueba fehaciente es el hecho de que varios parlamentarios están en las cárceles por su alianza con los paras. Ahí esta el estado que se propusieron, con escándalos a diario por culpa de la influencia paramilitar.
Hecho el contacto entre políticos tradicionales y narcoparamilitares, el manejo del pueblo se les facilitó y los resultados favorables a sus intenciones e intereses se manifiestan a borbotones a través de los comicios electorales, pues con su innegable presencia en la mayoría de las comarcas colombianas y en sus cuerpos administrativos no encuentran reticencia que pueda obstaculizar la ejecución del proyecto de refundación del estado.
La presencia de los paramilitares solo se conocía por el grueso del pueblo mediante comentarios soterrados, nadie se atrevía siquiera a pronunciar su nombre por temor a represalias. La evaluación de una de las elecciones del poder legislativo por uno de los jefes paras quien dijo que mas del treinta por ciento del parlamento estaba representado por las fuerzas del paramilitarismo hizo comprender la magnitud del problema político-social que vivía la nación.
Se destapa al público la injerencia paramilitar en los asuntos propios del gobierno cuando son investigados algunos parlamentarios como presuntos vínculos del paramilitarismo. Unos por la Fiscaliza General de la Nación por haber renunciado a su investidura parlamentaria, y otros por la Corte Suprema de Justicia por continuar con el fuero parlamentario. El pueblo llano sin poderlo demostrar concluye que el gobierno es de orientación paramilitar. Los comentarios adversos a la constitución legítima del gobierno son literalmente pulverizados con la extradición de los narcopamilitares presos en cárceles especiales, después de haberse acogido a la ley de justicia y paz, por seguir delinquiendo desde esos lugares, acción que demuestra a simple vista el no estar de acuerdo con el proceder de los narcoparamilitares y de hecho negar los posibles convenios con esos grupos que deslegitiman el gobierno soberano de la república. El gobierno se anotó un hit con esta intrépida maniobra política aumentado el porcentaje de aceptación del pueblo y por consiguiente se daba por descontado la escogencia de otro candidato presidencial que no fuera el candidato presidente para ratificar una segunda reelección. La operación Jaque que facilitó la liberación de Ingrid Betancourt y catorce rehenes más de las manos de las FARC también aumenta la simpatía que tiene el pueblo por las acciones del gobierno, y si existen algunas dudas sobre su legitimidad no llegan a afectar las estructuras del estado facilitando la normalidad de las acciones gubernamentales. Se presenta un ligero desequilibrio con las visitas que representantes de algunos paras extraditados a los Estados Unidos hacen reiteradamente al palacio de Nariño, según el correo de las brujas, para reclamar del gobierno algunas prebendas por haber contribuido durante el proceso electoral., y conforme al oficialismo para hacer entrega de información útil que comprometía a algunos magistrados interesados en desdibujar la imagen del jefe del estado. Existen evidencias del influjo de los paras en las funciones gubernamentales pero ha sido difícil su plena comprobación y seguirán las dudas por mucho tiempo mas.
En la video conferencia desde su lugar de reclusión en Washington, Estados Unidos, el señor Salvatore Mancuso afirmó que los políticos presentes en Ralito lo hicieron voluntariamente y sin presión alguna con la soberana intención de concretizar un nuevo estado. Que los políticos si recibieron el apoyo paramilitar antes, durante y después de las elecciones y por consiguiente éstos a su vez apoyaron la elección del presidente de la república. Los parapolíticos apoyaron la elección presidencial haciéndole campaña sin comprometer personalmente al presidente de la república. Es palmaria la injerencia de los paras en el accionar político de la vida de la república, pero debido a la sagacidad de los integrantes del poder ejecutivo no ha sido fácil demostrarle su maridaje, tanto es así, que en los procesos a sus amigos parlamentarios no se han dado casos que los vinculen directamente con la negociación paramilitar. La presencia de paramilitares en Colombia es innegable, pues, tampoco se puede negar la concertación con ellos para crear un nuevo estado, y además, una prueba fehaciente es el hecho de que varios parlamentarios están en las cárceles por su alianza con los paras. Ahí esta el estado que se propusieron, con escándalos a diario por culpa de la influencia paramilitar.
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