Millo Estrada

Por: Hernán Baquero Bracho
Cuando recuerdo a mis mayores en la familia, siempre ha estado latente en mi memoria las imágenes de las sobrinas de mi abuela (Carmita Bracho Mendoza, quien era Sanjuanera, de los haticos y de la región de caracolí de sabamanuela) a las que conocí ya entradas en años, como a la tía Toña, Pema y Dionisia Estrada, hijas del tío abuelo Manuelito Estrada Bracho, hermano de la abuela querida. Siendo apenas un niño, allí conocí a Emilio estrada Maestre o Millo estrada como es conocido entre los suyos y sus amigos, hijo de la tía Dionisia. Desde la época en que lo comencé a tratar surgió entre este que escribe las líneas y él, una amistad producto del afecto y del apego familiar.

Escribir de Millo Estrada es placentero. Porque este personaje unamuniano de carne y hueso y no mera abstracción, se hizo a punta de lucha y esfuerzo, tomando el camino recto por los peldaños en que se sube cuesta arriba, cuando se construyen sueños y objetivos de lo que el ser humano se propone en el plano de su existencia. Y en eso Millo Estrada se ha convertido en un Erudito, la lucha y el esfuerzo las inició desde su juventud, realizando labores de lo que un muchacho humilde y de buenos principios hace por su supervivencia y sobre todo que quedó huérfano de padre, bien temprano a la edad de dos años. Millo Estrada nació en Villanueva, el 22 de Marzo de 1937. Desde sus inicios abrazó los ideales del partido liberal, a los que ha sido fiel desde que comenzó a votar, hoy se consolida como un patricio de los buenos, de tantos que tiene Villanueva y que muchos están en el olvido, ya que este municipio siempre se caracterizó en su mayoría de ideas liberales que fue la herencia que nos dejaron los mayores. Pero los de hoy por cuestiones de los apetitos personales del poder, le han entregado esa herencia al partido conservador, es mas, muchos de ellos que antes eran liberales, hoy flamean la bandera azul, convirtiéndose en los camaleones de la política.

En su vida clara y cristalina se ha destacado como un excelente deportista, en el ciclismo para ser más precisos. Fue a punta de pedal dos veces a la ciudad de Riohacha. Imagínense ustedes mis queridos lectores como seria eso, en la época de las trochas y malas vías que contaba la Guajira en ese entonces, cuando el pavimento estaba lejos de ser una realidad, pero los deportistas están hechos de pundonor, de luchas, de metas y de sacrificios, y eso lo engrandeció a Millo Estrada en su Juventud.

Pero donde más ha descollado el pariente y amigo es en la superación de su vida ejemplar, al lado de su familia; desde que conoció a su amada Elina Ovalle, a la que conquistó a punta de serenatas, con su canción estrella “La Mano de Dios”, donde Luisa Bolaño, la inolvidable mujer que hacia las mejores arepuelas del mundo y serenatiaba con su hijo Hermenegildo Acosta (El Pibe, ya fallecido), y Millo con su corazón bueno y los sentimientos de un hombre enamorado, conquista a la mujer que con los luceros vespertinos, Dios le depara para su existencia y producto de todo se casan, y han permanecido en ese amor por más de cuarenta años y de ese hogar nacieron lo más preciado: sus hijos, Luis Emilio, Arquitecto; Pedro Emilio, Odontólogo; Jorge Eliecer, administrador de empresas; Martha Luz y Nadia Carolina estudiante de psicología.

Pero para lograr todos estos sueños convertidos en realidad, le tocó luchar duro por los caminos de la vida cuesta arriba, siempre con la frente en alto y la honradez como principio y motivo de su existencia. Fue conductor de volteos, de camiones, de camionetas, de buses, se fue convirtiendo en empresario en la modalidad de rifas, de todo orden desde tintos, relojes, grabadoras y motos y así fue escalando peldaños en el área del comercio, hasta llegar a la culminación de uno de sus sueños, al crear y fundar la ferretería “La 14” y hoy esa ferretería, se ha convertido en imagen de progreso, imagen de honestidad, imagen de un clan familiar de Millo, Elina y sus hijos. Y así como es la historia personal de Emilio Estrada, es también la imagen de muchos Villanueveros que permanecen en el anonimato.

Cuando Dios, que es Omnisciente, coloca ángeles en el camino y así le pasó a Millo Estrada, le puso a uno de los mejores empresarios que tuvo Villanueva, el siempre recordado Antonio Afanador y su esposa Cecilia Daza, donde por veinticinco años fue su conductor de confianza y producto de esa confianza, los sueños antes señalados le dieron uno de los dones más bellos de ellos: los consejos de unos empresarios exitosos y él los puso en práctica y ahí están los resultados. Ejemplos, ejemplos que debemos imitar los de hoy.

Podemos afirmar con toda la confianza que de la mano de Afanador y de Doña Cecilia, Millo Estrada se hizo un exitoso empresario y que la vida lo ha premiado por su rectitud, su lealtad, con una familia ejemplar y una amistad de muchos amigos. Recientemente estuvo delicado de salud, pero el Todopoderoso le envió un mensaje, que todavía no era su tiempo porque su último sueño, no se ha cristalizado de ver a su último retoño hecha una profesional y a fe que así será.

En el plano de la amistad es otra característica que ha desempeñado con lujo de competencia y ahí están sus amigos de toda la vida que pueden dar fe de ello: Ramón Jiménez, Monga Daza, Jonás Daza, El Negro Rodríguez, y otros que ya se fueron como Josefina Pinzón, Luis Felipe Ovalle Ovalle, Raúl Lafaurie, Nando Bracho, Chema Quinto, y los de ahora como el Mono Arrieta y tantos amigos que sobresalen en su vida bella, pero existe un amigo muy especial, quien es además su hijo: Luis Emilio, quien no pierde oportunidad para rendirle tributo a su padre y confidente, por todo lo bueno, por todo el ejemplo para ellos y ante todo por todo el amor que ha desplegado este padre ejemplar hacia los suyos. Millo Estrada lo hace a uno sentirse orgulloso de ser Villanuevero. ¡Que así sea!

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