Mentes bochincheras

Por: Hernán Baquero Bracho
En los Estados Unidos de América, existe una serie de “mentes asesinas”, donde científicamente se hace un análisis del estado de la mente de los grandes psicópatas que ha tenido la historia a través de la humanidad. Como un sicoanálisis de cómo pensaban y actuaban los grandes asesinos en serie que ha dado el país del norte. En Colombia, en La Guajira y específicamente en Villanueva, existen las mentes bochincheras, que como en la serie de los Estados Unidos, hay que realizarse un análisis psicótico, aplicarles los más altos grados de la psiquiatría para observar su comportamiento, como piensan, como actúan, por que lo hacen y que se esconde en esos cerebros endemoniados que en vez de estar haciendo el bien, lo que hacen es el mal, porque como las mentes asesinas, colocan el gatillo del chisme y del bochinche y hacen más daños que los psicópatas de marras, de la historia del crimen y de verdad actúan como terroristas y ponen bombas de bochinche en detrimento de personas buenas y honorables.

Villanueva que se caracterizó en el pasado por ser la cuna de la hidalguía, de la hospitalidad, de la nobleza y de la intelectualidad y más reciente en la cuna de los acordeones, hoy es la cuna de las mentes bochincheras. El bochinche se cuece por doquier –cualquier acto de chismografía, lo dan como un hecho que ha ocurrido- sin haber sucedido. El bochinche es el arma letal que usan en este bello pueblo en contra de cualquiera que se atraviese en su camino. Las mentes bochincheras, son como la verdolaga, agreste y silvestre y de estas mentes no se salva ni el cura párroco. Las mentes bochincheras, llegaron como una plaga, como un virus que ha arrasado con todo. Familias que hablan mal de sus propias familias, vecinos que hablan mal de sus vecinos, esquinas calientes que se han convertido en tertuliaderos del mal ajeno. Villanueva se ha convertido en un hervidero del chisme, hombres que tienen la lengua peor que las mujeres, en fin es la nueva moda en la tierra bella, son las mentes bochincheras. Y eso que en el pasado reciente, producto de esas mentes casi asesinas, hicieron tanto daño que en la lucha cruenta y armada que vivió este pueblo, se cometieron muchos crímenes de gente inocente que no debería haber muerto, pero las mentes bochincheras hicieron tanto daño que no se arrepintieron, antes por el contrario están felices y contentas por el mal causado.


¿Pero qué se esconde en el cerebro de una mente bochinchera? Ociosidad, vagancia, fracasos, intrigas, desamor, resentimientos, odios, rencores, frustraciones, complejos, venganzas de todo tipo y ante todo envidia. Una mente bochinchera es como un asesino en silencio, que como en la selva espera el mejor momento de la debilidad del otro para caerle con todo y destruirlo en el momento preciso. Pero de los defectos más graves que tiene en su siquis, una mente bochinchera es la envidia. ¿Y qué es la envidia? La envidia es una toxicomanía. Los envidiosos dejan de pertenece a sí mismos. En almas abiertas y oxigenadas no abre esta flor venenosa e incolora cuya gloria es heder. El campo mental de los envidiosos es una presión angosta y oscura a donde jamás llega la música. Donde una sombra ajena es juzgada por unos que sufren en vano. Los envidiosos son cobardes. Animales de sangre fría. Se aplazan. Molestan. Fastidian. Son mañosos. Tercos. Metódicos como las tejedoras e insidiosos como los abogados del diablo.

En conclusión las mentes bochincheras son la simiente de Satanás, son los hijos del maligno, tienen el mismo carácter que tiene el demonio. En vez de dedicarse al amor, al mandato de Dios de amar al prójimo como así mismo, se dedican a destruir y no a construir, al desarrollo de la vida ajena y no a la construcción de la propia. Cuando despierten del error, será demasiado tarde, porque el tiempo se ha agotado y todo acabó y mueren en los momentos más infelices y más ingratos y su espíritu vagará por el abismo y en las oscuridades de la misma mente que crearon. Pero esto pasará porque los buenos somos más que los malos en mi pueblo querido.

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