La montaña se cae.

Por: Aliskair De La Hoz

Fotos: Didier Hernández

El recorrido comenzó a las 5 de la mañana. Es la hora precisa para que los vehículos que se dirigen a la Serranía del Perijá recojan a todas las personas que iniciarán la jornada laboral en las productivas tierras que comprenden las veredas Las Mesas y Sierra Negra; las más reconocidas en esta zona por las grandes cosechas que se obtienen de todo lo que se cultiva, aquí los cafetales en su mayoría producen el café típica Perijá. Se trata del café tipo exportación y reconocido nacionalmente, incluso es el tipo de café preferido por los japoneses para su consumo.

Cada kilómetro hacia la sierra comienza a denotarse especialmente en esas primeras horas del día por el clima templado de la zona y a medida que se avanza el frío de la montaña te arropa sutilmente.

Hoy este camino se encuentra lleno de mucha tranquilidad, en sus caminos que solo el recuerdo de que anteriormente tomar ésta ruta representaba estar sumido en el temor y la zozobra, que causaba la influencia de los grupos armados ilegales, estos grupos hace algunos años infundieron el dominio y el miedo en este territorio y en el casco urbano del municipio.

Ya, en la camioneta roja de estacas, vamos cerca de diez personas, refiriendo historias y anécdotas de ese viejo camino, que de igual forma conduce al majestuoso símbolo ecológico de la región: El Cerro Pintao. Animales silvestres, fuentes nacientes de agua pura y el verdor del paisaje, sumadas a estas historias de los viejos campesinos y de las nuevas generaciones que han vivido durante muchos años y por el mismo camino, escuchando los mismos cuentos, tantas veces, que hasta parece que estas generaciones hubiesen vivido las hazañas de sus viejos.

Llegamos al sitio de la cita, la vereda Las Mesas. En la comisión se encontraban los miembros del equipo de rescate de la Defensa Civil encabezado por Donasiano Polo, La Cruz Roja representada por Socorro Molina, el coordinador de la UMATA, Jorge López; El representante de la Cooperativa de Caficultores del Sur de La Guajira, Heinning Ramírez; Ricaurte Reyes quien fue la persona encargada de ponernos en conocimiento la situación por la cual la comisión estaba en este lugar y por supuesto el equipo periodístico de VIVA FM.


En la primera de las fincas que visitamos conocida como Las Delicias, del señor Pedro Contreras, se observa de manera impresionante un barranco que se encuentra a menos de cuatro metros de la cocina de una pequeña casa de barro y palmas; hace dos semanas ese barranco no existía. El intenso invierno de este mes ha ocasionado el nacimiento de manantiales subterráneos que han erosionado las tierras, llevándose consigo parte de las lomas de la región.

Han sido cerca de cinco hectáreas las que han sucumbido ante la inclemencia invernal de la zona. Pensamos en el primer momento en que el daño era causado por el río Villanueva, que nace en el cerro Pintao, y que como testigo silencioso o un monstruo dormido, también hacia de las suyas con las devastadoras corrientes que alcanzó después de casi dos semanas de intensos aguaceros. En estos días el río Villanueva reclamaba su cuenca arrastrando consigo todo lo que se atravesaba en su recorrido. Esto es evidente en el casco urbano con los barrios Villa del Río, Pompilio Daza, Rojas Pinilla. Además de los daños que mostramos en informes anteriores en la zona rural baja, comprendida principalmente por la vereda Los Zanjones.

Al Río, se le sumó un pequeño grupo de manantiales, que por su parte, también venían causando temor a éstos campesinos que tienen sus pequeñas viviendas en la serranía. Las montañas comenzaban a ceder y de manera asombrosa los enormes cultivos de maíz y principalmente de café se venían abajo. El trabajo de muchos años comenzaba a perderse y la esperanza de una gran cosecha, gracias al invierno que contrarrestaría fenómenos como el del niño o la niña de años anteriores, empezaba a perderse al ver como el suelo se postraba ante la majestuosidad de las aguas.

Esa esperanza perdida la reflejaba Ramón David Guerrero, propietario de la finca El Converso a quien las lluvias arrasaron con su cultivo de maíz y sus tierras desaparecieron de la manera como solo se veían los desastres en otros lugares. Ramón, nunca pensó que ésta situación le tocara a él.

Hoy, Pedro Contreras, Ramón David Guerrero y sus incondicionales compañeras, están sin nada y las ayudas no llegan, la incertidumbre de lo que va a pasar les invade, sobre todo porque el invierno amenaza con continuar causando desastre en esta zona, que hasta el momento no tiene dolientes, porque para el gobierno los campesinos de la serranía del Perijá son invisibles, a pesar de que viven su propia tragedia, la tragedia que está oculta ante los ojos de los demás.

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